Con un terreno en pendiente, con dos metros de diferencia en sus extremos, la propuesta consistió en la transformación de los terraplenes existentes a terrazas filtrantes. La interacción de la pareja y el jardín es fundamental para permitir cierta terapia, juego, meditación y aprendizaje para ellos y el resto de su familia.

El esquema general del proyecto se divide en: acceso, andador, pórtico, espacios de uso diario y espacios de uso ocasional. Bajo la premisa de ser una casa caminable en su totalidad, desarrollada en una sola planta, sin escalones y con pendientes amables, el andador sobre el eje longitudinal del terreno comunica el acceso sur con los espacios de uso diario, ubicados al norte del proyecto. 

El pórtico de acceso a la casa permite la interacción directa con el jardín, disfrutar del clima templado de todo el año, así como protección de la incidencia solar. El uso del sillar de tepetate, la loseta y teja de barro y la madera, exponen el manejo de los materiales y técnicas constructivas locales.  El proyecto conserva un antiguo muro de adobe, elemento que articula el proyecto con la calle y su imagen urbana local.