A quince minutos del poblado de Maravatío en el estado de Michoacán, se localiza el proyecto funerario. Ubicado sobre una carretera en pendiente, un distinguible muro de 3 metros de altura fabricado en tabique rojo acordona el interior del complejo.

Los portones de acceso en juego a los tonos rojos del tabique, se funden en un solo cuerpo para recibir al habitante en un entorno de auténtica serenidad. La primera etapa del proyecto comprende el edificio operativo, cuyos muros se han ejecutado con un doble aparejo de tabique que destaca la maestría artesanal de su construcción. Este material, fabricado a menos de 400 metros del sitio, afirma una conexión con el entorno local. La fachada norte del edificio, abierta y orientada para captar la luz natural, introduce el acceso vehicular, así como una zona de maniobras y descarga que también funciona como vestíbulo de servicio, conectando de manera eficiente las distintas áreas del edificio: almacén general, área de embalsamado, zona de cremación, cuarto de enfriamiento, y oficina de atención.

El proyecto se levanta en el horizonte como un cuerpo esculpido en barro. Los muros de doble soga se elevan hasta 3 metros de altura y se encuentran con un pretil de concreto armado que, por sus proporciones, evoca una atmósfera sobria y tranquila.

El diseño de la fachada sur del edificio logra un equilibrio estético y de funcionalidad. Su aparejo ha sido concebido para proyectar su propia sombra, lo que contribuye de manera efectiva a la regulación térmica en el interior. Los acabados interiores han sido seleccionados para crear una composición visualmente coherente: las áreas de trabajo están revestidas en pintura blanca, mientras que las zonas de servicio dejan expuesto el tabique, creando un contraste armonioso. En ambos casos, el piso de loseta cerámica, con un acabado en concreto gris oscuro, y el plafón de vigueta y bovedilla aparente completan una atmósfera de sobriedad que define todo el complejo funerario.